Hoy no estoy tan triste tristeza

Estoy triste de nacimiento. Con la tristeza chupé del seno de mi madre y lloré de hambre. Mordí el tetero, aún sin dientes, para que la tristeza no me lo arrebatara. Siempre ha sido así. Siempre muerdo lo que quiero y la tristeza lo arrebata. Por eso rastrillo los dientes dormido, de impotencia y de rabia.


Con la tristeza cambié mis muñecos de yupi, me caí en la bici y me raspé las rodillas, jugué el lobo del aire en un ciruelo, le vi los calzones a la tía mayor y me dio mal de ojo, maté un perrito porque creí que volaba y se estrelló en el suelo, comí mango verde con sal y limón.


Con la tristeza busqué helecho para chambuscar marranos. Cortaba el helecho y lo cargaba sobre la espalda hasta la casa del abuelo. Bebía un jugo de naranja e imaginaba al marrano negro, quemado, humeante, con el helecho que había cortado.
Me paraba frente al espejo con la tristeza, nos mediamos, comprobábamos cual de los dos era más alto. Trataba de empinarme, comer más que el día anterior, alzar las manos, mirar más al cielo si por casualidad se me estiraba el cuello. Siempre era más bajo que la tristeza.


Estoy tan triste tristeza y más que una queja es una ausencia esto que siento. Estoy tan triste tristeza que hay en mí pasos hacía otra parte, pasos que ya me caminan y me llevan, pasos que me salvan. Me atraviesa esa ausencia, me es necesaria.


Estoy tan triste tristeza que esta soledad que soy se hace vieja, se desgasta, se emborracha, se enmarihuana, se enluciana, revisa la cuenta bancaria (002-2702553-1 en Bancolombia, cuenta de ahorros. Nombre completo Juan Camilo Betancur) y ve 100 mil pesos que antes no había. Entonces esta soledad que soy, de cuerpo extraño, sonríe porque hoy está menos triste. Hay caminos, hay labios, hay pasajes.


Tristeza hoy te invito a un cigarrillo. Acompáñame a mirar el cielo para que se te estire el cuello un poquito. Ya no soy egoísta contigo tristeza, ya no me mido con vos, no va al caso. Miremos las nubes. Allá arriba. Nuestras nubes. Y brindémosle un racimo de nubes a aquella persona que me consigno los 100 mil pesos.


Tristeza hoy no estoy tan triste, pero se está tan triste, todo el tiempo, que es bueno fumar, hablar con un amigo, seguir con los preparativos del viaje y agradecer todas las ayudas. Así, tristeza, agradecé también que eres tripulante de este viaje.

3 coment�rios:

Anónimo dijo...

cuidado con el aliento a ajo, aun mejor, depende de tu perversión, t salga sadomasoqista, qe bueno sería comer argentina y qe comieran colombiano, después no se diga qe le jalamos a xenofobía. animo qe la desdicha no está siempre lejos y menos la tristeza en todas sus posibilidades.

Juan Camilo dijo...

hombre Pablo Honey, ese cometario suyo tiene cierto olor que me confunde. No se si la distancia huela a ajo. De ser así sería un cuadro interesante de explicar. Creo más bien que lo del aliento es más bien una manía, lo del olor otra manía. muchos se vuelven mañosos y no creo que usted se salve de la manía. Es como imaginar algo que uno quiere para uno solo porque suena curioso pero que no se alcanza a imaginar porque está más allá de nuestros sentidos. Y cometemos el error de medir el desconocimento con lo conocido y le damos un olor, un sabor, un deseo, una esperanza a lo que insospechamos.
no sé si haya otro método más efectivo que el error de imaginar.
Si, imagino, pero el olor del ajo me sigue oliendo sospechoso.
En fin, la tristeza en todas las posibilidades es un sueño muy cierto.

luciérnaga furiosa dijo...

"Oh melancolía, novia silenciosa,
íntima pareja del ayer.
Oh melancolía, amante dichosa,
siempre me arrebata tu placer.
Oh melancolía, señora del tiempo,
beso que retorna como el mar.
Oh melancolía, rosa del aliento,
dime quién me puede amar..."

http://www.youtube.com/watch?v=o-4TTKlNGk0