Las horas se enferman de muerte.

Bajo todos los rostros
las miradas manchadas de tristeza.

El gris es un ancho suspiro del paisaje.

Los sueños se caen de la cama
y las cucarachas los rondan.

Herido de amor
cierro los párpados.

En el pecho
  un animal negro
    remueve las viseras .


Rodolfo guarda la esperanza, aunque sabe que toda esperanza es como un cuchillo en la yugular, de que Lucia lo acompañe a su habitación y comparta con él el tesoro escondido en su mesa de noche: Una calcomanía del Chapulín Colorado, una edición de bolsillo de Memorias de Subsuelo de Fedor Dostoievski, la cabeza disecada de un mico que compró en un almacén de antigüedades en el centro, las tangas de una prima que lo excitó cuando chico, un autógrafo de una actriz porno, la boleta a un concierto de Joaquín Sabinas, el poema X del Guardador de Rebaños de Fernando Pessoa que escribió en una hoja amarillenta y un preservativo sin fecha de vencimiento.