Desde pequeño Suspiro querÃa conocer el mar pero se sentÃa demasiado efÃmero para emprender el viaje. Imaginaba, cuando miraba el cielo que el mar era una colcha mal tendida sobre una cama o un soplo del gran suspiro que toca todas las cosas. A veces, por pensar en el mar llegaba tarde a su trabajo. Cupido lo habÃa contratado para que alentara a ciertas parejas que a pesar de quererse carecÃan de la magia a la hora de besarse y un beso sin temblor de estómago o contracción del sistema respiratorio es solo un simulacro.
Suspiro logró ahorrar el dinero suficiente para conocer el mar. Tomó un avión y llegó hasta la costa caribeña colombiana. Cuando llegó a la playa sus ojos empezaron a llorar. Sintió por primera vez sus lágrimas. Algo dentro se derritió. Algo lo conmovió tanto que no se dio cuenta de que el mar tenÃa sus olas contraÃdas y los peces alborotados porque habÃa encontrado un suspiro para las noches de luna llena.