El sembrador


Remuevo la tierra. La desmenuzo hasta dejar una superficie arenosa y suave. Con las manos voy formando los surcos. Luego, busco en los bolsillos las semillas de girasol que voy depositando en los montoncitos de tierra. A cada semilla le pongo una intención. Si la intención es fuerte los pájaros darán la señal, de lo contrario la tierra hará su trabajo. De esta manera por cada brote recibo algunas palabras que me ayudan a vivir en armonía con mis seres queridos. Después, remojo y me siento a observar el huerto, donde la posibilidad es una flor que espera ser polinizada.

2 coment�rios:

Alonit(L.B) dijo...

Siempre diciendo todo de la mejor forma,disfruta mucho de tu escribir,ya quisiera entender y observar la tierra con el detenimiento que lo haces tú,gracias por escribir.

Juan Camilo dijo...

Ady Alonit

Muchas gracias por el comentario. Dicen que la tierra más fértil es la del corazón. Allí crecen las mejores flores. Un abrazo.