Te niegas a aceptar que sus labios ya no florecen en los tuyos. Te cuesta admitir que una especie de silencio, de esos que hacen temblar las palabras, ocasiona que su cuerpo no sea el lugar de tus apariciones.


-Mira Jorge que hembrota. Está como para chuparle la sombra. 
-Carlos, yo me cuidaría de mirarla mucho. 
-¿Por qué? 
-Porque hombre que se mete con ella desaparece así no más. -¿Cómo? 
-Si, vea, el último que estuvo con ella fue Gregorio, el que tenía el puesto de verdura. Estuvieron unos meses y él no se volvió a ver. Lo mismo con Gerardo el dueño del café de la esquina. 
-Hombre Jorge, usted es como huevón. Todavía cree en esas tonterías. Por eso es que está solo. Tiene miedo de estar con una mujer. Le teme más al miedo que a la brujería y a la mujer… 

Carlos se fue y me quedé medio enojado porque no era verdad que tenía miedo. Es tanto busqué a María, la mujer que supuestamente desaparece a los hombres. Lo extraño es que desde que ando con ella Carlos me dice que me cuide. La verdad no entiendo cuando él me dice que ve más delgado y pálido, como sin luz en los ojos. Pero, ahora que lo pienso, los pantalones me quedan como más anchos y me siento más cansado. He pensado en dejarla, pero me es casi imposible negarme a su sexo oral. Nadie como ella. Además, no quiero dejar de alimentarla. Pues, dice que mi leche es su alimento. Quizás Carlos venga a visitarme. Hace días que no lo veo.




En la clínica León 13, por urgencias, en mayo del 2012 entró una joven de 15 años con pus en las orejas. La niña lloraba y por sus orejas, como una hemorragia, el pus salía. Los médicos hicieron todo lo posible por ayudar a que no quedara sorda, pero lo único que consiguieron fue detener el pus. En aquel momento se desconoció las causas del pus. Los médicos omitieron cualquier respuesta porque no estaban seguros de los exámenes. 

Dos meses después, en la Clínica de Prado ingresó un chico de 13 años con las mismas características y los médicos no lograron identificar las causas del pus ni impedir la sordera. A finales del 2012 se registraron en varios centros hospitalarios un promedio de 14 jóvenes entre los 13 y 17 años que han quedado sordos a causa del misterioso pus. 

A principios de este año especialistas de la ciudad y el país se reunieron con los jóvenes afectados. Estuvieron cuatro meses haciendo pruebas. Mientras, en lo que va corrido del año, se han registrado 30 casos de jóvenes con pus y sordera, uno de ellos en el municipio Girardota, ubicado al norte del Valle de Aburrá. Las autoridades han procurado que estos sucesos no se conviertan en una alarma sanitaria que genere terror en la comunidad. Por ello, han creado grupos especializados en los hospitales. En caso de reportarse un infectado se lo llevan inmediatamente de cuarentena. 

El pus del reggaetón 
Hace unos días, la semana pasada, salió el primer informe del estudio titulado El pus del reggaetón. Los científicos afirman, después de muchos estudios que la causa más probable que genera el pus en los jóvenes menores de 18 años es el reggaetón. 

En el informe los médicos afirman que las anomalías que presentan los adolescentes presentan las mismas características de las anomalías congénitas. Dice el informe que así como para las anomalías congénitas hay una explicación científica donde se explica que el feto puede ser alterado por diversos factores externos como las radiaciones, el calor o sustancias químicas; para la sordera de los adolescentes parece ser que los factores que la generan tienen que ver con el reggaetón. 

Misteriosamente, según el examen en varios jóvenes sin pus, a los que se les puso reggaetón por varias horas durante días, empezaron a quejarse de dolores fuertes de oído. A uno de ellos le salió pus. 

Al parecer el contenido del reggaetón produce en cierto tipo de jóvenes un movimiento en el cerebro que lo lleva a colapsar en su procesamiento normal produciendo ese pus y sordera. En el estudio se ha logrado determinar que los jóvenes afectados se caracterizan por su deficiente rendimiento académico. En promedio, en todos los muchachos encuestados, habían leído medio libro al año, no sabían escribir coherentemente una carta donde se les pedía que les expresaran a sus padres que estaban bien y presentaban graves problemas de dicción. 

Esta enfermedad han empezado a llamarla El pus del reggaetón y se presenta en los adolescentes poco alfabetizados como en los fetos por agentes externos llamados teratógenos del griego teratos, “monstruo”, y genes, “nacimiento”. Creen los médicos y especialistas neuronales que estos muchachos, al no tener nada en sus cabezas más que las letras de las canciones que escuchan que incitan al sexo, dinero fácil, fiestas y drogas… y ver que estos imaginarios no aplican en sus cotidianidades porque son de familias de extractos sociales bajos, entran en una confusión y depresión sin referente. Entonces, el cerebro del muchacho queda en el limbo y pierde sus defensas y retrocede misteriosamente a una etapa pre-natal. Justo en ese momento aparece la segregación de este pus como si fuera una anomalía congénita que altera genéticamente el cerebro del feto, en este caso, del adolescente. 

A parte de la deficiencia intelectual de los muchachos que los deja en una situación precaria a la hora de enfrentar un medio que exige un cerebro ágil y competitivo, se cree que otra causa del pus son otros teratógenos como el alcohol, la cocaína, el ácido retinoico (tratamiento para el acné), y los antibióticos tetracilinas y aminoglucósidos (estreptomicina, gentamicina, tobramicina). 

Los científicos dicen que la sordera es irreversible. En la actualidad se conocen 4 tipos de sordera: de conducción, neurosensorial, mixta y central. En algunas líneas del estudio El pus del reggaetón, en la página 18 dice: “La sordera de conducción se produce por enfermedades u obstrucciones del oído externo o medio y no suele ser grave; puede mejorar con audífonos y puede corregirse con tratamiento médico o quirúrgico. La sordera neurosensorial se produce por lesión de las células sensitivas o de las terminaciones nerviosas del oído interno; puede ser desde leve hasta grave. La pérdida auditiva es mayor en unas frecuencias que en otras y queda distorsionada la percepción sonora aunque el sonido se amplifique. En este caso, los audífonos no son útiles. La sordera mixta se produce por problemas tanto en el oído externo o medio como en el interno. La sordera central se debe a la lesión del nervio auditivo (octavo par craneal) o de la corteza cerebral auditiva. Esto que está presentando los jóvenes en la ciudad de Medellín parece ser una sordera neurosensorial grave e irreversible” 

Aunque la sordera no afecta a la capacidad intelectual de los individuos ni sus habilidades para aprender, la preocupación es grande porque si con los oídos el coeficiente intelectual era tan bajo, ahora sordos solo queda encomendarse a un milagro de la Madre Laura para que suceda lo imposible: una juventud preparada para asumir sus propios retos. 

El germen del pus 
Según la investigadora estadounidense Larnies Bowen se dice que no se puede hablar del reggaetón sin hablar primero del reggae en español. El reggae fue en Jamaica y luego el reggae en español de Panamá. Después se transformó en lo que hoy se conoce como el reggaetón. 

Al Canal de Panamá llegaron muchos jamaiquinos con su cultura y empezaron a cantar en español el reggae en buses y en la calle hasta instalar con sus improvisaciones esta música. Lo que no sospechaban era que habían dado los primeros pasos para que surgiera un estilo de música como un ícono en toda Latinoamérica. Estilo de música que se está convirtiendo en una espacie de epidemia en los jóvenes de la cuidad de Medellín. Al menos, la primera ciudad en registrarlo. 

En Panamá surgió otra forma de cantar y era con el doble sentido. Ese doble sentido que pasaría a ser explícito y grosero se trasladó a Puerto Rico. Cosa que los jamaiquinos no hacían porque ellos se caracterizaban por cantarle a la violencia y a la desigualdad social. Esta ruptura generó que por la facilidad de decir cosas sin previa meditación o esfuerzo desapareciera el reggae en español. El reggae tranquilo y meditado, el que venía de la descendencia del Bob Marley, el que aún utilizaba instrumentos quedó sumergido en el olvido. Mientras, hoy día un montón de jovencitos bajan una pista de Internet y se dedican a cantar la misma canción titulada de mil formas, sin técnica, criterio ni búsquedas estéticas. 

El antídoto 
 Los especialistas se reunieron con grandes autoridades de la educación mundial con el fin de determinar estrategias. Pues, se ha detectado que las canciones de reggaetón no tienen efecto alguno en aquellos jóvenes que leen, hacen deporte o estudian algún instrumento musical. Sus cerebros no colapsan porque sus imaginarios no se limitan al extravagante y fugaz mundo que se dibuja en las letras de estas canciones. Por eso, una de las estrategias para esta nueva enfermedad es fortalecer las instituciones educativas de la ciudad Medellín y su Área Metropolitana. 

Una de las falencias identificadas en las instituciones educativas, que se hace extensiva para todo el país, es que los niños de hogares de menores ingresos están recibiendo una educación deficiente. De esta manera, “las competencias más importantes para aprender autónomamente a lo largo de la vida están siendo mal formadas en esta etapa. La comprensión lectora y el manejo numérico y de razonamiento, que es lo que el colegio debería estar formando en el plano cognitivo, son muy débiles”, afirmó el chileno José Joaquín Brunner, sociólogo y autoridad en la educación, en su conferencia hace cinco días en la Universidad del Rosario en Bogotá. 

Las autoridades de la cuidad coinciden con lo que dice el catedrático chileno porque el sistema de educación se estableció solo para unas minorías. Pues, con los excluidos se hicieron colegios estatales de muy mala calidad. 

De ahí que las instituciones públicas y los entes gubernamentales se estén reuniendo y buscando presupuesto para hacer un acompañamiento personalizado a aquellos muchachos que no conocen nada más que las letras del reggaetón. De lo contrario estaríamos presenciando el principio del fin de una juventud que no sabe dónde está parada.

En los medios de comunicación nos han mal educado porque nos han mostrado que los únicos personajes que son dignos son: funcionarios públicos, estrellas de la pantalla chica o grande, futbolistas o modelos con grandes escotes… y para que un personaje común y corriente aparezca es necesario que sea víctima de una masacre o una catástrofe natural. Por ello, he decido escribir una crónica sobre una mujer de campo que ha luchado contra viento y marea para mantener la frente en alto. Escribo sobre una mujer, como todas las mujeres, digna de ser homenajeada. Escribo de una Madre que bien podría ser la madre de muchos. Espero que esta historia, en este mes de las madres, pueda ser difundida y así valorar a aquellas mujeres que no tienen voz y son igual de importantes que un congresista o una reina de belleza.  

“Hay un lugar donde el trueno no asusta/ las flores perfuman los secretos/ la lluvia es fantasía de agua dulce…” Cilmoa Turbanec  






Marina de Jesús Echeverry Acevedo nació en 1.960 en un pueblo ubicado en el suroeste antioqueño llamado Fredonia. Ella es la quinta de ocho mujeres. Vivía en una casita de material, casi derrumbada, ubicada en la vereda Travesías. Allí pasó su niñez y estudió hasta quinto de primaria. Desde muy niña se caracterizó por su inteligencia. Para ir a la escuela se demoraba una hora y media. Su padre no estaba dispuesto a patrocinar sus estudios secundarios pese a los ruegos de la profesora que estaba interesada en ayudarla.

- ¿Por qué no permite que su hija estudie? Yo sé que ella puede terminar sus estudios porque es una niña muy inteligente. – Dijo Noira Arenas, la profesora que en ese entonces enseñaba en la escuelita de la vereda Uvital. 
- Le agradezco su preocupación, pero mis hijas no necesitan estudio para casarse. –Repuso Pablo Echeverry, el padre de Marina. 

Días después, Alicia Acevedo, la madre de Marina, a quien le gustaba sembrar y se esmeró en que su hija estudiara, le regaló una ruana azul, de lana, con bordes negros. 

- Lo único que quise de pequeña fue estudiar porque soñaba con ser profesora o secretaria. Siempre miraba con admiración a las profesoras y secretarias porque atendían a la gente con mucha amabilidad. – Dice Marina. 


El mal de amor 

La familia la conformaron siete mujeres y un hombre. Sus hermanas mayores se casaron y Marina fue quien ayudó a sus hermanos menores, en especial a los dos últimos, para que pudieran estudiar. Con el paso de los años el semblante de Pablo se hizo más sombrío porque lamentaba que su apellido se dilatara en las generaciones futuras. Con sus hijas su apellido estaría superpuesto a otro que no tenía nada que ver con la familia. Además, las mujeres no tenían el mismo temple para trabajar la tierra. 

La hija mayor nació con una deficiencia de aprendizaje que le impedía relacionarse con el sexo opuesto. La siguiente se casó con un hombre que le teme a la oscuridad, a los rayos, a las sombras y delegó a su compañera la responsabilidad de ponerse los pantalones en la casa. Quizás, por ello es que aún conviven. La otra se casó con un hombre virgen que salía en las noches y cazaba búhos y envenenaba perros. Él al conocer el estremecimiento afrodisiaco del sexo intentó encerrarla bajo llave. Pero ella se escapó a la ciudad con sus dos hijos. Otra se casó con un hombre quién fue asesinado de una puñalada en la espalda y la dejó con dos niñas. Otra quedó embarazada sin casarse y al obligarla a convivir con el padre del niño murió al dar a luz. 

Marina conoció a Juan Ángel Betancourt. Su madre, Alicia, estaba muy contenta porque, de todas sus hijas, parecía que iba a ser la única que podría construir una verdadera familia. Ese noviazgo era, tal vez, la alianza más importante que había hecho la familia. Incluso, Pablo estaba contento y trataba al nuero con amabilidad. 

Marina y Juan consiguieron una casita en la vereda el Uvital. En los primeros meses iban a recolectar café y fueron esos meses el idilio del amor. Pues, cuando Juan se enteró de que ella estaba embarazada de un varoncito cambió notoriamente. Se volvió más huraño. Tanto que llegó a levantarle la mano varias veces. Se separaron en repetidas ocasiones y en una de esas reconciliaciones quedó embarazada de una niña. 

- Yo lo quise mucho. Hasta le propuse que estuviéramos como hermanitos. Lo único que quería era que mis hijos tuvieran un padre. La verdad, estaba enamorada y él me decía que lo dejara en paz y que yo era lo peor que le había pasado en la vida. Me demoré diez años para olvidarlo y entender que él no me quería. Pero, durante ese tiempo estaba dispuesta a perdonarle sus ofensas. A veces, una por los hijos se olvida de la dignidad de la mujer. – Afirma Marina. 
- Ella y yo no nos entendimos. Lo intentamos pero no nos entendimos. Además, su padre era muy conflictivo. Admito que por cobardía no busqué a mis hijos. Pero, en el fondo, sentía que era mejor no buscarlos para no incomodarla a ella y a su padre y no darles más motivos para que hablaran mal de mí. Es que nunca me han gustado las habladurías. – Responde Juan. 

 El trabajo 
El primer trabajo de Marina fue de empleada doméstica en la casa del Escultor Rodrigo Arenas Betancourt. Este escultor, tal vez, con el escritor Efe Gómez, son los personajes más insignes de Fredonia. Por aquel entonces, a principios de los ochenta, Rodrigo era ya reconocido a nivel nacional e internacional por sus esculturas. Había conseguido el dinero suficiente para regalarles casas a los campesinos y construirse una casa en la vereda el Uvital. Se despertaba a las cinco de la mañana y con un ron, recostado en una hamaca, como un ritual divino, esperaba los primeros rayos del día que se abrían paso entre las montañas. Luego, se subía en su Renault cuatro y se dirigía hacia su taller que estaba ubicado en el municipio de Caldas. Rodrigo sentía por Marina un aprecio especial porque a él cuando era chico, Don Enrique Betancourt, el suegro de Marina, lo hospedó en su casa con su madre y le ayudó incondicionalmente. Por ello, quería ayudar a aquella mujer porque de esta manera haría por ella, lo que su tío Enrique hizo por él.

- Recuerdo que el maestro Arenas era un ser muy silencioso. No hablaba con nadie ni siquiera con su segunda esposa. Por eso, intentaba hacer todo lo más silencioso posible. Pero, una vez que me fui con mi hijo que era muy llorón y sucedió algo muy asombroso. Mi hijo, tenía unos dos años, empezó a llorar y no había como calmarlo. El maestro estaba en una hamaca con un vaso de ron. Mi niño lloraba y lloraba. Así que me acerqué y le dije que si le molestaba. Él me miró y me dijo que lo dejara llorar y desahogarse. ¿A caso las mujeres no se desahogan con los chismes? – Recuerda Marina. 

Rodrigo Arenas le propuso a Marina que se fuera a trabajar con él en Caldas. Pero ella desistió porque su padre se le arrodilló y le dijo que no lo dejara solo. Pues, después de la muerte de su esposa se quedó solo y se dedicó a beber y vagabundear. Él no se imaginaba sin una mujer que le cocinara y le lavara la ropa. La difunta Alicia Acevedo no pudo reponerse de la muerte de la hija que murió a dar a luz. A eso se le sumaba las infidelidades de su marido. Esto la debilitó hasta tal punto que se sumió en una tristeza irreversible que le paralizó el corazón a finales de 1.985. 

El segundo trabajo que encontró Marina fue con una parejita que se hacían llamar los gringos. Ambos, nacidos en Antioquia, habían viajado a Estados Unidos por el sueño americano. Trabajaron durante años y al volver compraron un terreno en la vereda Travesías donde edificaron una casa. Ellos habían adoptado varios perros que cuidaban como sus hijos ya que no habían podido concebir los propios. Trabajó con ellos, en un principio, medio tiempo, luego tiempo completo durante diez años sin recibir cesantías ni prestaciones sociales. 

La finca la compró un negociante que tenía supermercados en la central mayorista y en varios municipios de Antioquia. Con él Marina se enteró de que un empleado tenía derechos laborales. Ella cuidaba la finca, cocinaba, jardineaba, aspiraba la piscina y hacía otras funciones que, a veces, a los hombres les quedaba grande. Con este señor se trasladó hacia El Poblado-Medellín y se instaló con sus hijos en el municipio de Girardota. 

Su último trabajo, el que aún conserva, es de niñera. Ahora, siente que la vida empieza a recompensarla. Su hijo mayor se graduó en la Universidad de Antioquia en la Facultad de Comunicaciones y su hija está por graduarse, de la misma universidad, del pregrado de Nutrición y Dietética. “Me dije, qué sí mis hijos estudiaban, iba a estar al lado de ellos hasta que se graduaran. Gracias a Dios he tenido la fuerza para acompañarlos. Además, han sido ellos la luz de estos años. Por ellos es que trabajo. Ahora, puedo pensar en mi otro gran sueño: ahorrar para comprarme una casita para pasar mi vejez”. – Concluye Marina.

 La crisis de la casa de nadie 

Después de la muerte de su madre, Marina estuvo a cargo de su padre y cuidó de él como ninguna otra hija. Por eso, él le escrituró la casa por sí llegaba a faltar, sus hijas, en especial una, la que más se parece a él, no dejara a Marina en la calle. Cuando ella firmó las escrituras reformó el baño, la cocina, construyó un lavadero y le echó piso a toda la casa. Además, se dedicó, cosa que hacía de pequeña, a cultivar flores. Pablo conoció a otra mujer y se casó por segunda vez. La madrasta, como en los cuentos infantiles, empezó a hacerle la vida imposible a Marina y sus hijos. Lo que quería era las escrituras. Una de las cosas que hizo fue degollar una gallina, que le pertenecía a Marina, y dejarla en una horqueta de un árbol de naranja con las tripas afuera. Al final fue Pablo el que se pasó para otra casa diagonal que años antes era una tienda. En el fondo sabía lo que su hija había hecho por él, pero, las circunstancias actuales era otras: ya estaba acompañado y no necesitaba de su hija porque ya tenía quien le cocinara y le lavara la ropa. 

No solo la madrasta estaba tras las escrituras. Una hermana de Marina, cuyo nombre se reserva para evitar problemas legales, también se interesó. Entonces se alió con Pablo, a quien no le hablaba hacía años. También los gringos se unieron y empezaron a fraguar un plan. Marina trabajaba en Medellín y, aunque sabía que las cosas con la familia iban de mal en peor, no se imaginó que llegaran a tanto. Una mañana, cuando su hijo iba a visitar la casa, en la que Marina tenía todas sus pertenencias, se encontró que Pablo y su esposa habían dañado las chapas y posesionado del lugar. 

 El pleito pasó a juzgados y el abogado que asesoraba a Marina hizo un trato bajo cuerda con el abogado de la otra parte y por negligencia, ella perdió la casa y se le atribuyó el costo de los dos abogados. 

El poder de las flores 
Desde pequeña ha estado rodeada de flores. Tiene una relación muy estrecha con ellas. Aunque le gusta cultivar cebolla de rama y cilantro, su gran amor son las flores. Una de las cosas que más lamentó, al perder su casa, fue abandonar sus cuernos. 

Tal vez, una de las terapias de sanación que utilizó para el perdón y el olvido fue cultivar flores. En las cinco casas que ha habitado, algunas sin patio, ha destinado un rinconcito para sembrar sus novios, besos y primaveras. A las flores, como a los hijos, las ve una vez por semana, en sus días de descanso. 

Ahora vive en una casa de tapia rentada en la vereda Manga Arriba del municipio de Girardota. En las noches se sienta en una banca y contempla sus flores. Si ve que alguna se marchita se acerca y le habla con dulzura y en voz baja. “¡Hermosa qué te ha pasado! No te preocupes que mamá llegó”. Espera unos días a que la flor se reponga. Si sus métodos no la resucitan acude a lo más práctico, sembrar otra flor.

Ahora, a sus cincuenta y dos años, siente que ha sanado de los rencores. Dice que no necesita de nada y de nadie para ser feliz. Con Dios y las flores le basta. Ha encontrado la paz interior, acontecimiento que la llevó a buscar a su padre sin importarle lo que le había hecho. Estuvo en la casa que fue de ella y vio las cosas que eran suyas y ya no le pertenecían. Antes de buscarlo se tomó dos rones con Coca-cola para tener la fuerza de confrontarlo. Le dijo todo lo que sentía. Él tartamudeó y la recibió sin saber más qué hacer. Ella comprendió que el perdón es lo único que da la paz interior. Además, todo aquello que va en busca del perdón, así no sea recibido, va con la luz de Dios y eso es suficiente. 

Ahora, se concentra en la posibilidad de conseguir una casa propia. Sueña con unos metros de tierra para construir una huerta para sus cebollas, un corral para las gallinas ponedoras y un vivero para sus flores. Sueña con vivir su vejez en un lugar tranquilo donde pueda recibir en las mañanas, con el corazón en alto, el sol que se asoma todos los días, sin falla, entre las montañas.

Desde principios de los 90, después de la Constitución Politica, en el país se empezó a generar muchas irregularidades con las pensiones de los magistrados y congresistas. Ellos se inventaron la manera de pensionarse con sumas exorbitantes que van más allá de lo imaginado. Salarios que oscilan entre los 17 a los 30 millones. Se pensionaban con el gravamen del último salario, por encima de los 25 salarios mínimos que es tope estipulado, cuando para un ciudadano de a pie se le promedia la pensión y pocas veces pasa de los dos salarios mínimos. 

Muchos entes gubernamentales parecen una saga de películas de terror, donde sus personajes, vampiros de cuello blanco, por décadas, han querido hacer del pueblo colombiano un costal de huesos y desiertos. Nada más basta con recordar el escándalo de Agro ingreso seguro, el lavado de dinero en Interbolsa, el paramilitarismo estatal que apuñaló el corazón de la democracia, la mafia de SAYCO Y ACINPRO, el Carrusel de la Contratación… y ahora las megas pensiones de los Magistrados y Congresistas que de un momento a otro se volvieron escritores o poetas. 

Alrededor de estas pensiones se originaron actitudes delincuenciales con el fin obtener estos dineros aportados por todos los colombianos: viudas millonarias devengando un mega salario sin una gota de sudor, matrimonios organizados para buscar que la pensión pase al conyugue cuando el pensionado muera… en fin, casos extravagantes, pero el caso más irracional es el de un estudiante de Medicina que llevaba 15 años intentando terminar el pregrado. Este personaje estudiaba el primer trimestre y por alguna razón se enfermaba e iba postergando los semestres. Resulta que él mismo se medicaba. La razón de este comportamiento era que había heredado una de las mega-pensiones y recibía unos 17 millones de pesos mensuales. Este salario lo podría recibir mientras estudiara y no fuera profesional. Por ello era que dilataba sus estudios y evitaba graduarse. Pues, por más que trabajara como médico en este país donde el sistema de salud pasa por una de las peores crisis en los últimos tiempos, no alcanzaría a ganarse en diez meses lo que se ganaba en un mes por hacer nada. Mientras miles de colombianos sobreviven con menos de cuatro mil pesos al día. La desigualdad es cada vez más grande. 

La Corte Constitucional ha fallado en contra de los magistrados y congresistas donde se ordena reajustar las pensiones. Desde el mes de julio no se podrá liquidar pensiones superiores a 14.700.000 pesos. Eso al menos detiene una práctica criminal y da un respiro. Lo que se anhela es que ojala la palabra equidad y patriotismo retumbe en las grandes esferas del gobierno. De lo contrario, para que podamos llegar a un cambio para construir país, habrá que borrar todo el país, al menos lo que corresponde a su sociedad, claro, exceptuando a los indígenas y campesinos, que al parecer, porque nunca les ha tocado nada y lo que han ganado ha sido a punta de sacrificios, son los únicos que saben el valor de la tierra y del trabajo en comunidad.

Un amigo me había invitado a una finca a que hiciéramos una fogata. Llegamos y a los minutos empezó a llover. El torrencial, de varios truenos y rayos mojó toda la leña. Después escampó y el paisaje resurgió de la humedad y se hizo más verde, más fresco. Cuando escampa el paisaje es como el bostezo de un bebé que huele a compota de guayaba y produce un sentimiento de recogimiento que a veces puede ser alegre. Animados decidimos intentar encender el fuego pero los tres intentos realizados fueron un fracaso. En ese instante un niño de cinco años, sin camisa, descalzo y en pantalones cortos entró a la finca y nos preguntó que estábamos haciendo. Le dijimos que intentábamos levantar un fuego. Él se rió y nos dijo que así no se hacía. Nos pidió una vela y empezó a echar la esperma sobre los trocitos de leña. A los cinco minutos el fuego era una realidad. Luego dijo: “magia, magia que el fuego se encienda y la oscuridad desaparezca”. Dicho esto arrojó la vela a las llamas. Intenté decirle cómo lo había hecho. Sonrió y me dijo que quería un mango. Le di uno que había cerca. A los minutos arrojó el mango al fuego y se fue por dónde había llegado. Lo vimos irse pero su voz estuvo un buen rato entre las llamas del fuego.